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La comunicación padres/hijos
a través de la tecnología

                                                                 El relacionamiento  entre  padres  e  hijos, ha  sido siempre, tema de

                                                                 estudio y debate. Materia prima de escritores,  psicólogos y psiquia-

                                                                 tras, investigadores,  poetas y eruditos. Incluso frondoso material pa-

                                                                 ra  frondosos  libros  de autoayuda. Lo cierto  es que  es un elemen-                                                                   tan  iflamable y volátil, que  cualquier chispa lo detona y  cambia de

                                                                 forma.         

                                                                 En los  últimos años, las  tecnologías de la información y la comuni- 

                                                                 cación, se han convertido en el fenómeno de moda en la  sociedad

                                                               y en parte cotidiana e incuestionable de las vidas de muchas perso-  nas, sobre todo, en los más jóvenes. Creemos que la influencia de la tecnología ha cambiado la percepción que tenemos las personas, sobre la sociabilidad y el entorno

En este siglo XXI, la vía de comunicación por excelencia, es, sin lugar a dudas, todo lo que implican las Redes sociales. Y por supuesto que este entramado no escapa al ámbito hogareño. También padres e hijos han sucumbido a este vehículo, a través de los distintos aparatos y formatos. Resulta muy extraño observar cómo, dentro del mismo hogar, los diálogos se realizan a través del celular, mediante Whatsapp, Instagram, etc.

Si bien se ha establecido que la brecha generacional entre padres e hijos siempre ha existido, ¿qué podemos decir de esta nueva forma de comunicación?

Por un lado, los jóvenes, nativos digitales, no solamente manejan a ojos cerrados cada uno de los dispositivos disponibles, sino también el software correspondiente. Por su parte, y como es lógico, al adulto se le dificulta, incorporar, en primer lugar, la idea de este tipo de comunicación, el hábito y la destreza. Pero por otro lado, como el ritmo de vida de ambas partes, difiere casi diametralmente, el joven opta por una trasmisión de ideas sucintas a través de un lenguaje propio a su generación, codificado y abreviado, muy gráfico y descontracturado. Esta situación, que para ellos significa eficiencia, para los mayores se convierte en un escollo, a veces difícil de superar. No solamente usan un lenguaje que incluye palabras en otro idioma, también abreviaturas de varios vocablos de corrido, incluyendo la incorporación de los famosos emojis. Mientras que en el campo de la escritura propiamente dicho, se observa en el adulto, como si fuera una cuidada caligrafía, el uso estricto de puntos, comas, guiones y comillas, así como las mayúsculas al principio de cada frase. Y no omiten ninguna palabra para que el sentido de la oración sea el correcto.

Aunque esta realidad parece establecer un distanciamiento muy pronunciado, cuando los progenitores toman la iniciativa de conocer un poco más sobre esta forma de comunicación, se crean puentes sólidos de ida y vuelta. El usar las mismas expresiones, crea en el joven, una sensación de acercamiento, de que ambos manejan el mismo lenguaje. Es algo así como una concesión por parte del adulto, en pos de un relacionamiento más fluido y cercano. Una forma de decir: me importas, quiero caminar a tu lado. Esto no significa que renuncie a su forma ortodoxa y cuidada en la comunicación con sus congéneres, sino que debe ser más versátil y flexible para no quedarse en el andén, viendo pasar el tren. Ese que lleva, no solo a sus hijos, sino también a las nuevas generaciones, a la tecnología que todo lo abarca.

Es entonces el gran desafío del adulto hoy: ser más abarcativo, lúcido y flexible, ingenioso y proactivo. El camino que han emprendido las nuevas generaciones, apunta fuerte a otra forma de comunicación y es un tren que no se detiene.

Las tecnologías de la información, la comunicación y la Internet, además de haber revolucionado nuestra forma de comunicarnos y de intercambiar información, nos abren múltiples oportunidades de ocio y entretenimiento, permiten una comunicación permanente con nuestros amigos, compañeros y familiares, posibilitan el acceso y la transmisión de información y una mayor presencia y participación social, a la vez que facilitan muchas de nuestras actividades diarias relacionadas con el trabajo, los estudios, etc.  Pero las tecnologías no sólo aportan ventajas y oportunidades, también suponen inconvenientes y riesgos que debemos conocer. Cuando se pregunta a adolescentes y jóvenes por la influencia que la tecnología y la comunicación tienen sobre las personas y las relaciones sociales, se comprueba que, junto a ventajas tales como facilitar el hacer nuevas amistades, intensificar las relaciones con familiares y amigos o hacer a las personas más eficientes o competentes, también señalan inconvenientes tales como que la gente se aísla más, desperdicia su tiempo o se vuelve más perezosa. Pero además, esta nueva forma de relacionarse con el otro y con el mundo en general, puede crear una fuerte adicción para quienes las utilizan. El no saber relacionarse de otra manera que no sea virtual, es un problema muy frecuente y de difícil salida.

Es en la crianza, en los hábitos y límites de la infancia y el hogar, que el accionar de los padres se vuelve una etapa decisoria en que esto puede volverse un verdadero dilema, o no.

No hay una receta específica para prevenir el riesgo de adicción a Internet, WhatsApp o las redes sociales, sino la misma receta general que se utiliza para educar a los hijos, con algún ingrediente añadido, específico, para mantener alejados los riesgos que puede provocar el uso inadecuado de las nuevas comunicaciones. Los padres ocupan un papel clave en la prevención de los problemas relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación, dado que la prevención es en esencia, un proceso educativo, mediante el cual los padres y otros agentes sociales (profesores, docentes, etc.), facilitan a los hijos los conocimientos, las destrezas y las habilidades que les ayudarán a enfrentarse con mayor o menor éxito a los retos y dificultades de la vida cotidiana.

En suma, la globalización en la comunicación trae consigo tantos aspectos positivos, como negativos. Y el vínculo entre padres e hijos, y la forma en que se relacionan, no es ajeno a ello.

La clave para utilizar de forma efectiva las nuevas tecnologías, y que nos repercutan de forma provechosa, es el equilibrio entre el uso y el abuso. Prevalerse de ellas, controlarlas y no que ellas nos controlen a nosotros. Es la manera de que se vuelvan un elemento útil en nuestra vida, y no un obstáculo.

Sofía Pérez - Nedy Masciadri

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