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REPERCUSIONES DE LA PANDEMIA EN LOS PRESTADORES DE SALUD

 

Como es sabido, la realidad de la población mundial ha cambiado a raíz de la pandemia que se instaló hace ya más de un año. Los nuevos escenarios del teletrabajo, el desempleo temporal, la enseñanza en casa y la falta de contacto físico con familiares, amigos y colegas, requieren tiempo para acostumbrarse. Adaptarnos a estos cambios en los hábitos de vida, enfrentarnos al temor de contraer la enfermedad y la preocupación por las personas próximas más vulnerables, es difícil. Son innumerables los aspectos en que pudo, y puede afectarnos dicha situación. A medida que seguimos cursando este proceso, las secuelas se van haciendo visibles.

A continuación, presentamos un informe que analiza diversas aristas sobre los cambios que esta nueva modalidad implica. Como verán, las distintas especialidades de la Medicina, han experimentado cambios en la metodología de atención, como en la población consultante.

 

Uno de nuestros entrevistados es Sebastián Cobas, especialista en Estimulación cognitiva en Adultos mayores. Consultado sobre las repercusiones que está dejando la pandemia en los ancianos, nos comentó que “lo que se pensaba al principio (al estar la familia en la casa, el adulto iba a estar más acompañado) resultó todo lo contrario. Los vínculos intrafamiliares no se vieron beneficiados ya que cada uno está en su propio espacio personal, ya no en su trabajo, sino en la casa. Al comienzo de la pandemia hubo un pequeño momento de acercamiento, pero luego se dio el efecto rebote. El anciano, que antes en cierta medida, era dueño de su hogar, ahora no encuentra su lugar. Los jóvenes estudian, los adultos trabajan y cada uno vive en su mundo de computadoras y celulares. Ellos están ahora más al margen que antes.

Aquellos que viven en residenciales, han tenido un impacto mayor debido al aislamiento. Algunas casas cerraron las puertas a los visitantes hace más de un año y aún no las han abierto. Tampoco se hacen los Talleres que les permitían un momento lúdico, puesto que, en la situación de emergencia, priorizaron la seguridad. El deterioro de los ancianos a nivel cognitivo y físico ha sido muy acelerado. Y es un proceso que difícilmente tenga una vuelta atrás. También debemos reconocer a aquellos que buscaron una alternativa. Por ejemplo, hubo una Residencial que implementó un film de techo a piso en la entrada, para que los familiares pudieran ver a sus viejitos, aunque fuera a la distancia. Aquellos que lograban saludarse a través de la ventana, entendían también el significado simbólico: “estoy del otro lado”. Los pocos cuidadores que permanecieron al cuidado de los ancianos, tampoco son las personas especializadas que el cuidado específico de los adultos necesita. Y a pesar de todas las restricciones y cuidados, ha habido casos de contagios que se volvieron imposibles de controlar. Consideremos que la gran mayoría padecen enfermedades y no están en las mejores condiciones de salud ni anímicas. Todos aquellos que están sobreviviendo a esta pandemia, están conviviendo con problemas respiratorios severos que se han presentado como la mínima secuela. Algunos ancianos que lograban desplazarse por sus propios medios, con el encierro y la falta de actividad, ha hecho que ya no caminen. En resumen, el aislamiento que trajo la pandemia, ha repercutido negativamente tanto en el aspecto cognitivo, como psicológico y físico del adulto mayor”.

Nuestra segunda entrevistada es Mariana Echeverri, Licenciada en Psicología y Coordinadora de la ONG El Paso. Se ha especializado en violencia de género y generacional. Terapeuta EMDR, abordaje de trauma complejo.

“En este tiempo de pandemia, hemos podido visualizar un impacto diferente que se ha dado en adultos, niñas, niños y adolescentes. Estos últimos parecen desarrollar algunos recursos vinculados a la tecnología, que los hacen más diestros a la hora de enfrentar ciertos desafíos. De todas maneras, el encierro, el aislamiento forzoso, también tiene sus efectos en ellos. Lo más general en todos ha sido la presencia de grandes niveles de ansiedad, lo que, a su vez, trae consigo trastornos del sueño. En los adolescentes puntualmente, los cambios en las rutinas de horarios, son los que más complejidad presentan, dado que cambian la actividad para la noche y descansan durante el día. Para los adultos, con superposición de planos, trabajo en el hogar o bien salir, tener que cuidar, acompañar los procesos educativos de los más pequeños, se han presentado como de muy alta exigencia. Cuando el adulto no logra el nivel de atención que los más chicos necesitan, éstos quedan muy expuestos, solos y con una gran carga de frustración, que se suma a la soledad ya existente. Estas situaciones muy reiteradas, han dejado de manifiesto la gran carencia que existe en el mundo adulto para estas instancias, que más allá de no lograr los objetivos, son causa de más estrés y frustración. Y tal vez lo más preocupante es el silenciamiento en que se ha sumido esta situación de los niños ante la temática social. Nosotros que trabajamos con la temática de la violencia, nos respaldábamos mucho en los operadores del área de la educación y de la salud o distintos espacios de recreación, donde estaban en estrecho contacto con niñas, niños y adolescentes y podían conocer de primera mano las dificultades familiares. Hoy estas problemáticas han quedado capturadas en el silencio del entorno familiar al no estar en contacto con la vida social. Por esta razón, las detecciones nos llegan cuando las situaciones ya son más dramáticas y complejas. Si antes llegábamos tarde en algunos casos de violencia y abuso, ahora la situación es aún más preocupante. Son momentos muy complicados. En este tiempo las consecuencias se están viendo en el plano emocional y relacional. Los adolescentes no están pudiendo ensayar el encuentro con sus pares, comparar sus pensamientos y sentimientos, sus gustos, sus proyectos de futuro… todo eso tan sano y vital para el fortalecimiento de su personalidad. Tal vez solo pueden mantener algo del mundo relacional a través de las video llamadas o el chat, pero obviamente no alcanza. Los altos niveles de angustia, depresión y ansiedad, ya están teniendo costos bastante altos, pero debemos saber que es solamente la punta del iceberg. Los profesionales en la materia esperamos poder construir una experiencia vital pasado este proceso, que sea reparadora y continente, para niños, niñas y adolescentes y también para el mundo adulto, que se encuentra bastante exigido”.

El Dr. Manuel Castillo, trabaja en Emergencia de un prestador de salud de nuestro país y en el Penal de Punta Carretas. Con una importante carga de experiencia que ha recogido durante estos años, al respecto nos comentó que “la pandemia ha dejado secuelas desde el punto de vista de las enfermedades crónicas no transmisibles (principal causa de enfermedad y muerte en los uruguayos) como es del caso de Diabetes, HTA y enfermedades Cardiovasculares. La enorme mayoría de esos pacientes crónicos, debido a la emergencia sanitaria desatada por el COVID, han quedado sin el seguimiento adecuado.

La telemedicina ha tratado de paliar esa situación, pero no estábamos del todo preparados en el ámbito de la salud para afrontar tan rápidamente la implementación de este sistema de atención. Lo tuvimos que hacer de manera intempestiva y muchas veces sin los recursos adecuados.

Y un dato no menor, al menos como apunte positivo, quienes estamos en emergencia, hemos detectado que los pacientes, mal o bien, aprendieron o se dieron cuenta en una amplia mayoría, lo importante que somos en el día a día y la importancia de la tarea que realizamos”.

 

Conclusión

Resumiendo, y cambiando de enfoque, la no presencialidad en las consultas, genera congestionamiento y molestias en algunos pacientes. Si bien el fin de esta suspensión es preservar la salud de pacientes y profesionales, en muchas ocasiones se hace muy dificultoso acceder a exámenes, controles rutinarios, atender el control de enfermedades crónicas y hasta para poder dar diagnósticos más certeros. En el caso de los odontólogos por ejemplo, llevan canceladas sus consultas desde hace meses y es debido al trato tan estrecho que tienen con el paciente. Esta rama de la medicina, si bien no enfrenta situaciones de peligro de muerte, genera molestias que en ocasiones resultan con dolores muy intensos.

El contacto directo con el paciente es insustituible. En este sentido, las consultas telefónicas, alargan la distancia y la efectividad de tratamientos y diagnósticos.

A todo este panorama sumamos la realidad de la salud mental. Entre otras cosas, la pandemia está dejando un alto nivel de estrés, paranoia, ansiedad, depresión y ataques de pánico. Muchas veces teniendo que dejar de lado todo este manojo de emociones como mecanismo de defensa, para poder sobrevivir, tomar sus miedos de la mano y salir a la calle, todos quienes aún conservan el trabajo para poder subsistir.

En síntesis, la salud en época de pandemia fue sumamente alterada en más ámbitos de los que nos damos cuenta. Sin duda alguna, además de cuidarnos del propio COVID-19, debemos estar pendientes de otras aristas, y, por sobre todas las cosas, tener empatía en todos los aspectos. Estar unidos, aunque sea a distancia, es lo único que puede preservar de la mejor manera posible a la salud poblacional en general. 

 

Agradecemos la colaboración de todos los profesionales que aportaron su óptica sobre esta situación que atravesamos. Y por supuesto, a todo el esfuerzo que hacen cada día, todos los profesionales de la salud para combatir el virus.

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Sofía Pérez, John De Souza, Nedy Masciadri - Junio 2021

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